
El campeonato fue irregular, es más, me resulta indignante el exitismo que rodeó la clasificación de España a la final de la Copa del Mundo. Suiza fue un tropiezo, Honduras un trámite y contra Chile todo se puso de cara demasiado pronto para poder hacer un análisis serio. Ante Portugal y Paraguay fueron dos partidos sin brillo donde se consiguió lo importante, pasar ronda, pero que aún sigo buscando esa excelencia de la que tanto se habló. Lo del partido contra Alemania merece un capítulo aparte.
Esta selección alemana es uno de los mejores equipos que recuerdo haber visto, a quienes hace poco dediqué una entrada, y llega España y hace el partido perfecto, se planta en la final por méritos propios, haciendo todo bien, no dejando lugar a que un rival de semejante nivel pueda hacer gran cosa.
El camino a la final, quitando el encuentro de semifinales, fue bastante discreto y basado en un David Villa inmenso, pero a la hora de jugar una final poco o nada importa como se llegó y como decía un sabio: “las finales son un enfrentamiento que se ha inventado para ser ganado”.
España es candidata en su primera final mudialista, pero tendrá que demostrarlo ante un equipo en teoría inferior. Después del partido ante Alemania dudo que se supere a si misma, pero eso poco importa si se mete un gol más que el rival y se conquista el título, que en definitiva es lo único que cuenta.
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